El pasión moderno es un juego, lleno de confusión. Nos hemos convertido en coleccionistas de momentos, buscando la euforia en el siguiente encuentro, sin tiempo para nutrir una conexión real. Nos damos besos como recompensas, pero ¿qué hay de la calma que se encuentra en un abrazo verdadero, en un caricia que trasciende lo físico? Un mundo